Aparecerás a ordenar divinidad y cosmos,
sin mirar estados, jerarquías o riquezas.
Reconozco su triunvirato de diosas interno,
y la musa por la que cantaría en el Tártaro.
Sigues oculta por tu esencia oscura,
pero con mi muerte te volverás visible.
Cortando con aquellos pactos zanjados,
lecciones de vida con nueva perspectiva.
Eres la reina de la naturaleza mágica,
señora de la justicia y el equilibrio,
portadora de sabiduría en su vieja alma,
abriles lejanos lograrán invocarte presente.
La madrugada pide meditación,
canto de las aves para despegar.
Tanto ángeles y demonios enseñan,
todos rezamos a nuestra manera.
Sacrificaría a algunos inocentes,
todo por tomar la ansiada ambrosía,
el fuego de sus caderas es la fuente,
beber pequeños sorbos, que sea inagotable.
La cascada sigue abrazando mi ser,
tan solo hay pasajeros del tiempo.
He dado grandes paseos por el cosmos,
aun no se muestra la estela a seguir.
Búsquedas sin indagación ni premuras,
a través del placer y goce de la vida,
brindando bendiciones y alegrías,
rasgando velos entre dimensiones.
Tantos años buscando mi alma,
estaba ahí esperándome paciente.
Somos muchos dioses perfectos,
coordinando balancear los talentos.
Soy Hermes, el mensajero onírico;
Dioniso, embriagado en elixir de vid;
Hades, amante de constantes muertes;
Ares, en guerra eterna a realidades.
Me preguntaron que deseaba o anhelaba,
mi sueño es tan simple, tan común.
Surcar los labios que cambian esquemas,
penetrar su humanidad con mi espíritu.
Desnudar por completo el trino esencial,
estoy aquí, es lo que ofrezco en sacrifico.
Para todos los humanos vivo muy errado,
pero la divinidad obliga a romper cadenas.
Somos alquimistas de los sentimientos,
el arca de la alianza nos pide tiempos,
solo añoro esos momentos de confianza,
que entregan el alimento del corazón.
Debemos evitar las estatuas,
esas de poca flexibilidad,
irreal libertaria francesa,
se destruye como mujer de sal.
Perspectivas de diferentes tejados,
se ven otras rutas hacia Roma,
un nuevo ritmo en las estrategias,
combatiendo sin crueldad, sin ira.
A veces se pierden pedazos de alma,
la lección no tiene alternativas,
por eso bebemos de tantas ambrosías,
nublamos sentires para bajar su dolor.
El cosmos sigue hablando de ti,
pero sigo sin ver de lo que habla,
como si nuevamente pusiera colores,
que creará conexiones antes pactadas.
Hermosa alma que te rompes,
miles de pedazos esparcidos,
vuelves a armar una y otra vez,
necesidad de cambio constante.
Tres besos a la luna,
me susurra cuando esta llena,
viene tan cerca me cuenta,
sostiene mi cara sonriéndome.
Los labios deshidratados,
tu saliva calmaría toda sed,
dando balance placentero,
viajes sin juicios innecesarios.
Intenté cambiar de pieles,
pero no había nada ahí,
cuando finalmente me desnudé,
cayó la cruz invisible.
Salté al mar desierto,
caminé sin encontrar el oasis,
entregado a la muerte,
cuervos comieron de mi carne.
El rayo de una tormenta,
atraviesa mi alma con sal,
tocó mi corazón con sus manos,
el antediluviano ha resucitado.
Espero que la honestidad,
siga respetando sin dañar.
Que sigan las caricias paganas,
evocando a los amantes cósmicos.
Contemplaré el bello jardín,
ver como crece el loto negro,
mientras despiertan sus pétalos,
aguardando cambio en las miradas.
Sigues estimulando sellos,
la mente vuela en libertad.
Miradas honestas seductoras,
la esperanza es puerto lejano.
Imposible detener las almas,
crecen como llamas inagotables,
incendiará la realidad tangible,
si solo nos quemamos en pasiones.
Tienes el yesquero en tu mano,
la pasividad no mueve la mecha,
observas su camino de pólvora,
¿Dejarás que explote esta bomba?
Espero tranquilo en la telaraña,
me muevo seguro entre sus hilos,
aprendo a resistir con paciencia,
el cosmos decide romper fronteras.
