domingo, agosto 29, 2010

Destierro


Dentro de la famosa camarilla,
manteniendo noble mascarada.
El Malkavian no es valorado,
pero era el único que reinaba.

El príncipe vampírico le consultaba,
sus visiones eran el don de la locura.
Un día se zurció la boca para callar,
siendo desterrado del principado.

Caminaba con la ciudad en su espalda,
cruces de plata adornaban su marcha.
Se tropezó con hadas de un bosque,
le rajaban la piel mientras lo atravesaba.

Seguía sin sentir sus yagas, buscaba a su padre,
Caín el innombrable ¿Por qué te fuiste de Enoch?
Recordó la historia de nuestro creador sabio,
se arranco los ojos y una venda sucia uso.

Ciego y mudo, solo regido por la infalible intuición,
llego al sarcófago sagrado que mantenía el letargo.
Respetuosamente removió la tapa de la lapida,
pudo contemplar el dormir del primer condenado.

El olor del único lo lleno de instintos y deseos,
el hijo de Malkav abrió su boca, reluciendo sus colmillos,
los enterró en el cuello del desterrado de Dios,

recupero sus ojos, su habla y adquirió la condena eterna.

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