lunes, junio 07, 2010

Legionarios (Preludio)




En las afueras de la ciudad Aguas Fuertes, atravesando el Río Delimabayr, lejos de toda civilización, a los pies del las Montañas de la Estrella, vivía un mago antiguo que hace mucho tiempo atrás había protagonizado una lucha épica defendiendo el reino de Nyovern. Van de Rosseleau, un oscuro evocador, vivía en una pequeña fortaleza abandonada la que utilizaba como su refugio y laboratorio de alquimia. Mientras fumaba en su pipa un tabaco aromatizado de miel, al calor del fuego de la chimenea, repasaba una y otra vez los antiguos tomos para la creación de golems. La lluvia lo desconcentraba, ya que le recordaba tiempos mejores, en donde su vida estaba llena de aventuras, lucha, pasión y a veces amor.
Tocaron a la puerta casi tratando de derribarla, Van algo molesto se levanto de su silla y se acerco tranquilamente.
- Quién demonios se atreve a irrumpir la tranquilidad de mi hogar?!. Respondió muy ofuscado. - Mi señor disculpe mi atrevimiento, soy Mills un mensajero de Nyovern y traigo un mensaje urgente de Lord Ethling. - Y que pasa ahora? tantos años sin saber nada de Nyovern y ahora me necesitan. - Mi señor sería tan amable de dejarme pasar, está lloviendo fuerte y mis pies están cansados, así podría entregarle el mensaje en sus manos. - No soy tan hospitalario, primero verificare si eres quien realmente dices y luego veremos si te dejo pasar.

La fortaleza estaba casi inutilizable, Van la mantenía en pie gracias a diversos hechizos y trampas mágicas, impenetrables para cualquiera que intentara amenazar sus estudios y pócimas. Envió a su gran amigo Ishkan, un cuervo que era su única compañía. Observando a través de los ojos del animal pudo encontrarse con el humano, que parecía estar muy asustado y agitado. Pensó que lo mejor sería dejarlo pasar y averiguar de qué se trataba el asunto.

- Espera un segundo debo hacer algo antes de dejarte pasa. Recitando antiguas palabras el mago quito el hechizo especial de la puerta. - Bien humano, puedes atravesar el umbral.
El mensajero se asombró al ver como la puerta desaparecía en sus narices.

- Pero esa puerta era solida, como fue que…
- Vas a entrar o simplemente te quedaras ahí, acaso no ves que el agua comienza a invadir mi fortaleza. El mago parecía desconfiado, pero tenía mucha curiosidad por saber que pasaba en la gran ciudad.
- Si mi señor como usted diga. Y el mensajero entro rápidamente y saco de su bolso un sobre con el sello real.
- Que es lo que querrá ahora ese viejo molestoso.

Abrió la carta y al leerla la cara del mago ya no mostraba enojo solo preocupación y quizás un pequeño temor recorrió su alma.

- Ya has hecho lo que tenias que hacer ahora vete de mi fuerte, llévate esas provisiones y camina hacia el sur en pocos instantes llegaras a una pequeña ciudad, ve a la posada y habla con el dueño es amigo mío, sabrá cómo atenderte.
- Pero señor está lloviendo y es tarde.

El mensajero vio los ojos del elfo y se aterro al ver como el color negro comenzaba a volverse rojo como el de las llamas de la chimenea.

- Vete acaso no me has oído. El evocador le decía.

El mensajero tomo su bolsa y ahora estaba llena de provisiones y cosas al menos para sobrevivir unos tres días, miro al mago y se fue. Al salir del fuerte se volvió a verlo y la puerta apareció nuevamente.



[ Basado en Reinos Olvidados y otras cosas... ]

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