miércoles, junio 09, 2010

Legionarios I


El mago caminaba tranquilamente bajo la lluvia, llevaba una capucha mágica que lo mantenía seco y aislado del frio, cargaba un pequeño bolso y su arco, mientras las gotas caían en su cara el recordaba lo que decía en la carta.

"Necesitamos de vuelta a la Legión, algo extremadamente peligroso se aproxima, incluso peor que el terrible guerrero que enfrentaron. Los detalles se los daré en persona, espero que todos regresen"

Lord Ethling Tayrus.-

Que será lo que ocurra al reunirnos. Pensaba el evocador. Han pasado tantos años ya y ninguno volvió a la ciudad. Todavía recuerdo cuando bebíamos en la posada, "Jarrón de Mithril", las peleas protagonizadas entre el enano y el semiorco, que forma de divertirnos, mientras los bardos cantaban y los druidas hacían bailar las plantas del lugar. Los licores más preciados de la ciudad, bebíamos a destajo, sin límite por ser en ese tiempo héroes. Siempre pensé que éramos unos simples matones, pero llegamos a ser los salvadores de Nyovern. ¿Volveré a verlos a todos? ¿Habrá fallecido alguno? Espero que todos estén bien.

En un par de días el elfo llego a la ciudad de Aguas Profundas, a ratos parecía que la lluvia se detenía pero no paraba de caer. Comenzaba a ser extraña tanta agua que llegaba del cielo. Encontró una posada, entro a guarecerse y beber algo para continuar su camino.

- Saludos viajero, hoy tenemos muchas cosas que ofrecer, incluso un concierto de la más bella bardo que puedas imaginar y solo por esta noche es una oportunidad única, sin igual! Decía el posadero cuando Van entraba sin prestarle atención.
- Solo quiero un vaso de vino y treinta minutos tranquilo. El mago miraba con desprecio al posadero.
- Bueno pero acá tendrás mucho mas y...

Mientras el posadero no dejaba de hablar, el elfo comenzó a sentir algo, una sensación familiar, pero extraña, quizás no lo podía recordar o tal vez nunca lo había sentido. Era agradable, se sentía a gusto.

El posadero seguía hablando y se dirigió al escenario.

- Damas y Caballeros, gnomos y semiorcos, elfos y humanos, enanos y medianos! Tengo el gran honor y placer de presentar a la voz más hermosa de todo Faerûn! Recibamos con un gran aplauso a "Rainna Leman"!!!!

El mago al escuchar su nombre casi se atragantó con el vino, se volvió y miro al escenario.

Es ella, sigue igual de hermosa como siempre, a pesar de ser una humana es como si no pasaran los años sobre ella, sigue siendo una preciosura. El evocador la miraba tiernamente. Veremos que tal será su presentación.

Rainna tomo la mandolina y era como si desapareciera en sus manos, el sonido que nacía del viento hacia bailar a todos, incluso a quienes estaban tan ebrios, que influenciados por la música, se levantaban de sus puestos a bailar. La canción relataba una de las tantas historias que los Legionarios de Nyovern habían librado para derrotar al gran Maltuk, un sádico guerrero que amenazo a todo Faerûn y en especial a la ciudad.

La bardo cantaba animada y al terminar su canción miro directo a los ojos del elfo, lo reconoció, dejo su mandolina delicadamente, sobre la silla donde estaba sentada y corrió hacia él. Con el vaso aún en la mano, el mago, no atino a hacer nada y fue embestido por un abrazo, aunque parecía más un movimiento de lucha, era así como se expresaba ella. Cayeron al suelo y mientras él se recuperaba de golpearse contra el piso, Rainna movió su pelo de su cara, aun sobre él, lo miro con una gran sonrisa.

- Van! Eres tú! Que feliz soy! Hace años que no te veo! Porque te fuiste sin despedirte, eres un mal elfo, eso no se les hace a tus amigos.
- Si quieres detalles no crees que será mejor que dejes de estar sobre mí, además tu público está comenzando a mirarnos...
- Oh, lo siento. Se levanto la bella bardo y el evocador ordenándose un poco se recompuso.
- No estás en medio de una presentación?
- Si, pero esto es más importante, además esto es gratis, solo un regalo para mis fans.

El público aplaudía y le pedía otra canción.

- Espérame aquí Van, iré a cantar una ultima canción, si no estás aquí te juro que...
- Rainna ve tranquila, esta vez no me iré, por cierto te llego una carta que...
- Si, es por eso que quiero que te quedes aquí, no quiero seguir viajando sola.
Y la hermosa cantadora sonrió y nuevamente fue al escenario. Canto una canción de amor, la que todos los legionarios conocían y solo ellos sabían quienes eran los protagonistas de esas historias.

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