domingo, noviembre 13, 2005

Renard Blanc (Preludio)

Me encontraba en Francia, Era un sacerdote muy joven, en esa época creo que tenía 18 años aproximadamente, no recuerdo muy bien la fecha exacta pero se bien que fue alrededor del año 1683, cuando comencé a sentirme extraño. El estar encerrado en el templo, más de 8 años, al parecer me había afectado mi salud mental. Poco a poco mis superiores me comenzaron a encerrar más seguido, por que comencé a imaginar cosas y fui algo paranoico. El día 13 de febrero de ese mismo año no aguante mas y me escape de aquel templo, corrí sin rumbo, perdido en la oscuridad de la noche llegue a una especie de bosque, tenía algo muy peculiar, las hojas de los árboles eran rojas, eran como si hubieran estado teñidas en sangre o algo así, recapacite un segundo, era imposible si los árboles en Francia no son de ese color, además los troncos nunca han sido morados. Cuando percibí que esto podía ser imposible sentí un dolor de cabeza tan grande que pensé que mi cabeza iba a estallar en mil pedacitos. De pronto de la oscuridad de aquel bosque apareció frente a mí una silueta humana que me dijo, -Por qué haces tanto lloriqueo por algo a lo que nunca escaparas, he?-. Sosteniendo mi cabeza con una mano y apuntando a aquel hombre en forma desafiante le dije, -Quien es el que está gozando de mi dolor, como puede existir alguien así!!! Quien es el que perturba mi lucidez!!!. Y de repente ese hombre desapareció de mi vista, y apareció a mi espalda. Mi nombre es Elías Krown- me dijo, y cuando quise voltear para poder mirar su rostro, en un abrir y cerrar de ojos, apareció encima de una rama de uno de los árboles. Sonrió, pero su sonrisa tenía algo de “desquiciada”. Me miro durante un par de minutos y luego comenzó a soltar una carcajada que empezó siéndome molesta, hacia que mi dolor de cabeza se intensificara más aún, pero luego me era muy relajante. Cerré los ojos un momento y me dije, <<-Que es lo que me ocurre, es esto lo que nunca tuve, lo que siempre fui a lo cual renegué?>>. Elías se acerco a mí, así lo sentí, ya que seguía con los ojos cerrados, en ese instante me susurro al oído, -Entrégate hijo mío a la locura de tu alma, entrégate a la sabiduría de tu ser, que siempre ha sido tu verdadera naturaleza-... pasaron unos minutos de silencio. Caí de rodillas al suelo mire al cielo y dije, -OH Dios, vuestro señor me ha bendecido con esta noticia, por fin seré lo que siempre fui, no lo que ellos siempre quisieron!!!. A una velocidad sobrehumana Elías, apareció de entre las sombras, y abrió una capa muy grande que me cubrió por completo. La oscuridad en aquella capa era tan bella, luego comencé a sentir unos colmillos en mi cuello... En el pasar de los años Elías Krown fue como un padre para mí, me enseño todo lo que debía saber un vampiro sobre “El Mundo de las Tinieblas” y me enseño tan bien, que por el resto de su estadía en el infierno, pensara en lo que me enseño Jajajajaaa. Estoy del lado de la bondad porque así Dios lo quiso pero he debido hacer algunos sacrificios para que la “Justicia de Dios” sea efectiva, o si no pregúntenle a Elías cuando lo vean en el infierno. Lo único que agradezco a Elías es haberme convertido en vampiro, por que encontré lo que alguna vez perdí...

Locura, Pasión y Amor con Amelie Lenore de Jocelyne Madison la primera niña que abracé.

(Foto: Mi hermana Melisa y yo )



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