Abandonamos esa dura montaña,
había que dejar fluir la nieve,
que el sol iluminara la frente,
la roca debe recibir algo de calor.
Me uní con ríos, lluvias y humedad,
en las entrañas tormenta solar emergía.
Cuando las piernas comenzaron a florecer,
echaron millones de raíces arcoíris.
Crearon tantos paraísos para todos,
no hubo prejuicios en las entradas,
infinitos los recursos en la creación,
amor, paz y alegría en cada ser vivo.
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