Tantos años quise ver arder la humanidad,
mi mente creo muchas ideas para lograrlo.
No era la respuesta, el viaje era profundo,
al tocar fondo el infierno regaló un portal.
El mito se volvió realidad ante mis ojos,
señales de las estrellas aclararon la senda.
Hoy todos se lanzan al miedo creando violencia,
solo debo contemplar la desintoxicación global.
Nos olvidamos de lo importante que es la vida,
pusieron un precio a todos los seres humanos,
fue tan miserable que la llaga penetró insondable,
es ese dolor que nos obliga al salir a marchar.
Para un cambio real nadie debe bajar el puño,
aunque seas pacifista, legalista o violentista,
sufrimos de diversas formas la transformación,
debemos respetar los tiempos de cada ser vivo.
Si no entendimos nunca el buen convivir,
el fuego siempre purificará lo maldito.
No hay que ir muy lejos para ver ejemplos,
algunos conservamos memoria de elefante,
no omitimos lo que la genética nos incita.
En medio de la tormenta ayudaré como pueda,
me entregaré a quienes necesitan de mi paz,
no dejaré de luchar contra lo que es injusto,
sin claudicar hasta que arribe el nuevo mundo.
Mi violencia desapareció hace mucho tiempo,
cuando logré atravesar hacia mi balance ideal,
pero si llega el momento de defender mi universo,
nadie podrá exigir o suplicar que detenga el Gehena.
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