es una gran lección integrada.
El desapego no es solo material,
hay que dejar el vuelo de los astros,
somos estrellas fugaces en el cosmos.
Sin dañarnos podemos aprender a vivir,
dentro de la plenitud augurada por Delfos.
Soy Hermes el mensajero, el tres veces grande,
devoré mis propias alas para dominar lo divino,
maestro de sueños y del tiempo, vagabundo astral.
Tengo mis formas para despertar almas en pena,
es como debo aguardar por la idea de perfección.
Yo que pensaba quemar los retazos de viejos relatos,
de los que juntan polvo solo para hacer toser de noche.
Y ahora otra vez sobre la rueda, pero esta era de 13,
mes de ajuste para el salto cuántico hacia el microcosmos,
como dijo el maestro "La trinidad: energía, frecuencia y vibración",
es lo fundamental, nuestra meta constante para la máxima realización.
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